La violencia machista ha matado a 789 mujeres en los últimos
doce años. 63 mujeres en lo que llevamos de 2015 después de los dramáticos
asesinatos de Laura y Marina en Cuenca.
Hablar de alarma, urgencia, emergencia ha perdido el sentido
hace muchísimo tiempo. La sociedad española como sociedad avanzada y
democrática debe dar un paso al frente combatiendo el machismo en toda sus
manifestaciones ya sean estas mediáticas, laborales, familiares, culturales,
religiosas o de cualquier tipo. Los crímenes machistas no pueden pasar
desapercibidos en medio de un siniestro contador anual de muertes que se
muestran como inevitables y desafortunadas.
La igualdad de géneros ha de ser una práctica cotidiana en
todos los ámbitos promovida desde la educación en las edades más tempranas y
acompañada por las normativas adecuadas cuyo cumplimiento ha de ser riguroso.
Esta terrible realidad ha de ser prioridad absoluta para la
sociedad y las instituciones.
Hay que erradicar la violencia de género y sus causas
profundas, que en muchos casos provienen de tradiciones seculares que han de
desaparecer si verdaderamente queremos ser la sociedad avanzada que pretendemos
aparentar.
Un país no se puede permitir permanecer ajeno a este drama.
Hacen falta más medios y más determinación desde todos los frentes y en todo
momento.