La hipocresía de Alejo Riñones Rico


El diccionario de la Lengua según la Real Academia Española define HIPOCRESÍA como: “Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”.


Según esta definición, ¿Sería hipocresía el que a alguien se le acuse desde 2006 de no tener licencias a una radio, mientras que el acusador es el máximo responsable de una radio que emite ilegalmente careciendo de frecuencia y de concesión administrativa desde 2006? Pues es lo que pasó en Béjar durante tres años.


Hipocresía es que mientras al designado Calientabanquillos de Fuensaldaña (según La Gaceta Regional de Salamanca, de fecha 5 de mayo de 2007, página 3, sección Local) cuando era alcalde, y a sus secuaces voceros parciales, se les llenaba la boca calificando de ilegales y clandestinas las emisiones de Béjar FM; su radio municipal era la que emitía ilegalmente careciendo de frecuencia y de concesión administrativa desde 2006.


Se erigía como presunto adalid de la legalidad cuando, en realidad, su radio municipal estaba emitiendo ilegalmente. ¿No es eso fingir lo que no se es? ¿No es eso desechar por omisión los preceptos de la ley? ¿No es eso decir una cosa, pero en realidad hacer otra? ¿No es eso un fingimiento de cualidades contrarios a los que realmente se experimentan?


Decía el susodicho personaje que Béjar FM no tenía licencia para emitir cuando se ha demostrado por activa y pasiva que Béjar FM tenía la autorización del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio para la instalación de la red radioeléctrica, la reserva de frecuencia, aprobado el proyecto técnico, y el otorgamiento de la concesión demanial para uso privativo del dominio público radioeléctrico en la frecuencia 98.9 de la FM.


Sin embargo, ¡Vaya casualidad!, la que no tenía frecuencia ni concesión administrativa en vigor, la que estaba emitiendo de manera ilegal desde 2006, era su radio municipal, de la que él, como alcalde, era el máximo responsable de su legalidad.


Como dice una amiga: “Escupieron para arriba y les cayó en la cara”.


Se desconoce si ese personaje, distinguido por sus propios compañeros de Fuensaldaña como Calientabanquillos (según La Gaceta Regional de Salamanca, de fecha 5 de mayo de 2007, página 3, sección Local), tenía constancia de esa ilegalidad de la radio municipal. Si la hubiera tenido demostraría un ejercicio de máximo cinismo y una presunta dejación de funciones. Si no la hubiera tenido demostraría una ineptitud extrema y una inoperancia colosal. Y en uno u otro caso demuestra una funesta gestión municipal bajo su gobierno.


Ahora el Ayuntamiento tiene que resolver los desvaríos del anterior por su nefasto mandato público. Ahora, tienen que solucionar un problema que le viene creado por la incompetencia y la pachorra de los que miraban más por unos intereses bastardos, degenerados en su origen, que por los propios municipales como queda demostrado con esa desidia supina.


Para ello, para arreglar esa irregularidad, en la tarde de hoy se ha tenido que aprobar en el pleno ordinario del mes de febrero de 2010 la solicitud de renovación de la concesión administrativa del servicio público de radiodifusión sonora en ondas métricas con modulación de frecuencia de la emisora municipal, que debió haber sido realizada en 2006.


2006, precisamente el año cuando ese personaje, siendo alcalde y máximo responsable de la emisora municipal que emitía ilegalmente, comenzó la caza hostil a otra radio que sí ostentaba frecuencia legal para emitir pero era incómoda por su línea editorial independiente.