Llámalo PP, llámalo CEDA

La elecciones generales nos afectan a todos, directa o indirectamente, pero sobre todo respecto a nuestros representantes que van por Salamanca, prestos y dispuestos, se supone, a dar la cara por esta provincia, por su tierra natal.
No vamos a entrar a valorar la actualidad nacional, tan rabiosa últimamente con las incoherencias del PP, demostrando que no solo las hacen en Béjar, sino que podría ser un mal endémico de la derecha española. Primero fue el fichaje de un multimillonario como número dos por Madrid. Un tal Pizarro, un multimillonario que hizo fortuna gracias al enchufismo de su amigo Aznar que le puso al frente de Endesa y le catapultó en su cuenta corriente; y que no se sabe muy bien si es multimillonario por ser economista o economista porque es multimillonario. Este señor que prefirió que una empresa española pasara a formar parte de una empresa alemana, antes de que se metiera en ella capital español, porque simplemente, era catalán. Un economista que con estos antecedentes, se supone que una política muy social no está dispuesto a realizar. Quizás, y viendo lo visto, pudiera ser un Robin Hood, pero al revés. Alguien me dijo una vez que quien tiene el dinero por castigo o es muy bueno en lo suyo, o era muy servil. ¿Alguien conoce algún logro económico, además de lo dicho, (lo cual no dice mucho, más bien lo contrario) de este hombre?
Pero además de poner a un economista poco concienciado con las necesidades sociales de esta nación, por decirlo suavemente, y que estaría a favor del neoliberalismo salvaje, se confirma el giro a la derecha más recalcitrantemente reaccionaria del PP a nivel nacional. Nosotros ya la padecemos en Béjar, y parece que se ha puesto de moda en las altas jerarquías populares. Ahora, con estas medidas entendemos muchas decisiones locales y provinciales. Ahora es lógico y nos explicamos por qué se sigue apoyando la despótica y nefasta gestión del Calientabanquillos (LGRS edición 05/05/07 pág 3 sección Local). Ya puestos, y después de dejar a Gallardón tirado como una colilla, podrían incluso cambiar el nombre del partido como ya se hizo en cierta ocasión (de AP a PP). Esta vez, el PP podría llamarse Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA). ¿Os acordáis de la Ceda? ¿Ese partido que compartía en tiempos de la II República, las directrices que ahora persigue a rajatabla el PP? ¿Ese partido que criticaba las medidas del Gobierno de entonces calificándolas de anticlericales, con la laicidad del Estado y de la enseñanza? ¿Os suena de algo?
Lo que es penoso, es que alguien que opta a la presidencia del gobierno se muestre tan servil con su predecesor y se humille rindiendo pleitesía a Esperanza Aguirre, presidenta de la comunidad de Madrid que no duda ni un instante en comer carne de su propio partido cual ave carroñera en su desesperación, y cuyos máximo logro que la precede fue la nefasta gestión como Ministra de Cultura. Pero lo más penoso es que ese mismo candidato popular se digne incluso, por una carambola política y por la posible dimisión del malherido Gallardón, (líder del centrismo que parece desaparecer del PP), a causar que la mujer de Aznar sea la probable, en un futuro no muy lejano, alcaldesa de Madrid.
Todo esto, después de un discurso político de la curia española donde el Opus Dei campa a sus anchas con discursos prehistóricos de una Iglesia que en vez evolucionar, involuciona, y donde el progreso, no siendo aún pecado, sí está fuera de lugar.
Pero dicho todo lo cual, también tenemos que decir que no todo el PP está así. Hay una excepción, muy rara, muy, muy rara, y que nadie esperaba: Salamanca. Me refiero a la capital, porque en Béjar ya sabemos que la situación está incluso peor que a nivel nacional. Y decimos que Salamanca pudiera ser una excepción porque, a pesar de Lanzarote, que nunca ha logrado en votos, ni de lejos, el respaldo logrado por los candidatos del PP al Congreso de los Diputados Robles y Bermúdez de Castro en las últimas convocatorias electorales; y pese a que Lanzarote se ha opuesto a la elección de éstos, el Comité Electoral Provincial del Partido Popular designó ayer a Gonzalo Robles y José Antonio Bermúdez de Castro como números ‘uno’ y ‘dos’ respectivamente en la lista por Salamanca al Congreso de los Diputados. ¿Algo de coherencia al final del túnel o la excepción que confirma la regla?
Tanto la ejecutiva del PP de Béjar y comarca, tanto Mariano Rajoy deberían tomar nota y sacar una conclusión: se puede ser candidato y tener personalidad propia.