Mentiras y más mentiras... mente enfermiza

Hay quien hace de la mentira su “modus vivendi”, y en Béjar tenemos un ejemplo flagrante y que miente a los cuatro vientos con todos los asuntos que trata y emponzoña con su lengua viperina.
La mentira y la descalificación, la calumnia y la injuria forman parte ya de su vida cotidiana y rutinaria, y mucho nos tememos que ya sea tarde para que su psicosis compulsiva de exabruptos de embustes sea corregida con algún método tradicional de psicoanálisis. Esa patología, sintomatología clara de esquizofrenia grave y crónica, parece incurable; y más cuando es jaleada y fomentada desde sus más “íntimos círculos sociales e ideológicos”. Casi podríamos asegurar, si no supiéramos que se trata de una enfermedad mental, que es algo altamente contagioso, que ya lo padecen también sus más próximos. Aunque no sabemos quién fue la cepa del brote psicótico, desde luego sí se sabe quién fue el portador que expuso su trastorno a la infección masiva, cegando y nublando la coherencia e inteligencia de sus “ínclitos” discípulos.
Y es que cuando la reincidencia es la nota predominante de una conducta maliciosa, ya no se puede tomar como obcecación, testarudez o cabezonería, sino como una dolencia perjudicial y perniciosa. Una mala fe desmesurada y enfermiza que puede derivar al desquicio psíquico de quien la padece.
¿Tenemos motivos para creer a alguien que arremete contra esta emisora tachándola de ilegal y clandestina cuando ya se ha demostrado por activa, por pasiva, por alto, y por bajo, que esta emisora es legal y tiene toda la documentación en regla? ¿Tenemos motivos para creer a quien ya acusó sin pruebas y tuvo de recular ante la falsedad de sus imputaciones?
Cuando se tiene una mente enferma, se niega la realidad, y sabiendo que dice más mentiras que palabras con las pruebas que tenemos encima de la mesa, con esos antecedentes, ¿Alguien puede creer la palabra de esa misma persona que acusa a otra de agredirla? Evidentemente, ni por asomo. Lo único que se puede hacer con esa persona es compadecerla por esa tara en su inteligencia y recomendar a sus más próximos el ingreso inmediato en la consulta de un profesional, porque muy normal, no es.
Y mira que son crueles, viendo esos síntomas durante más de 9 meses, y dejando que la debilidad psicológica de esa persona vaya a más.
Pero luego te das cuenta, que ya es tarde. Que quizás la hayan dejado por imposible o por un caso incurable. Que los demás también están afectados, y han sido contagiados por el portador y anfitrión de la maliciosa cepa que aflige a la capacidad de raciocinio de quien la sufre.
Otro infectado arremete contra buenas personas, caballeros en su profesión y como individuos, que tienen que soportar alusiones y descalificaciones personales por su espalda porque no se tiene la gallardía de habérselas puesto de manifiesto en su cara. ¿Cómo es que se llama el que hace eso? Creo que COBARDE. Lo miramos en el diccionario de la Real Academia de Lengua Española. Efectivamente, la definición de cobarde es: Falto de valor, pusilánime, miedoso, hecho con cobardía. Por tanto, si demuestra poco valor al decirle a la cara esa alusión y descalificación, por definición, eso es una cobardía, y por tanto, el que hace una cobardía, es un cobarde. Teniendo, como tiene, un agravante cuando esas descalificaciones y alusiones se hacen delante de un familiar que no puede intervenir en la alocución, viendo como se le trata injustamente a un ser querido. Tengo una duda. ¿Cómo se denomina el que implica o denota traición o falsedad? Según el Diccionario de la RAE, se llama TRAIDOR.
El mal se extiende, pero solo por una polaridad, por la polaridad más susceptible de ser irradiada por esa enfermedad mental que impide una conducta decente y democrática. Eso, contando con que sepan y conozcan el significado de esas palabras, que visto lo visto, lo ponemos en duda. En el pecado llevan la penitencia.