El servilismo de Alejo Riñones Rico


El Grupo Popular en las Cortes de Castilla y León, mediante una intervención del procurador Alejo Riñones Rico, rechazó apoyar en la Comisión de Economía la PNL presentada por el PSOE para la elaboración y concertación de una Estrategia de Desarrollo Socioeconómico para la provincia de Salamanca y sus Comarcas.


Según defendió el procurador en las Cortes Alejo Riñones, no consideró procedente “realizar, antes de la aprobación del Plan de Convergencia Interior, actuaciones parciales que, en su caso, deberían acometerse dentro de una visión de conjunto”.


Este personaje quiere quitarse la vitola de “Calientabaquillos”, publicada por La Gaceta Provincial de Salamanca poniendo de manifiesto el preciso apelativo futbolístico otorgado por sus propios compañeros en Cortes, a costa de frustrar toda iniciativa beneficiosa para esta zona por imperativo partidista.


Según el rotativo, este apodo le fue designado por sus nulas intervenciones en Cortes. Pero una vez leída la noticia anterior, así como lo dicho por él ante el rechazo de la declaración de BIC a la iglesia de Santa María La Mayor de Béjar, casi preferimos que permanezca mudito y siga acreditando su justo título. Este supuesto representante de Béjar y comarca muestra una vez más su servilismo, sumisión y vasallaje, supeditando su voluntad a los intereses de partido en lugar de mirar por los beneficios para su tierra. Interviene en contra de elaborar una Estrategia de Desarrollo para Salamanca y sus comarcas teniendo constancia, como la tiene, de la situación tan nefasta de esta zona en la actualidad. Tiene buena constancia de la situación crítica de esta tierra porque él, siendo alcalde de Béjar, contribuyó sobremanera a su deterioro socioeconómico.


Ese personaje dejó Béjar en barbecho, asegurándose que nadie pudiera sembrar durante mucho tiempo, y se previno que la mieses no pudieran ser cosechadas hasta un plazo muy lejano si alguien tuviera la osadía de atreverse a cultivar. Cosecha tardía para compensar esos doce funestos años consumidos en echar sosa cáustica a un terreno fértil y convertirlo en baldío.


A estas alturas del partido nadie duda que Riñones fue el alcalde más desastroso que ha padecido Béjar. Sólo sus secuaces acólitos, cegados por sus estrecheces mentales, son capaces de no verlo.


Con sus actitudes incultas, obtusas, incompetentes, ineptas, testarudas, reaccionarias, obsoletas, rancias, obcecadas y radicales hizo retroceder en lustros todos los indicadores socioeconómicos de esta ciudad. Antes lo hizo como alcalde, ahora lo hace desde las Cortes. Para esto, mejor que no abra la boca, que siga haciendo honor al calificativo impuesto por sus propios compañeros y continúe poniendo la “buchaca” a final de mes para cobrar el sueldazo por dormitar descalzo.