¿Se aplica la Ley en las adjudicaciones a TGC?

Balance de las fiestas patonales 2012
BFM1046
El año pasado, el equipo de Gobierno dio una rueda de prensa el domingo 11 de septiembre, apenas acabadas las fiestas en honor a nuestra patrona, la virgen de El Castañar, donde la edil de Cultura hizo una valoración “muy positiva y acertada” del desarrollo de las mismas, destacando una “alta participación” y admitiendo que “se puede mejorar”.

A día de hoy, 13 de septiembre (17:05 horas), habiendo pasado ya 3 largos días desde la conclusión de las fiestas patronales 2012, se echa de menos ese balance oficial de los actos, ¿por qué? ¿quizás porque el balance es nefasto en todos los aspectos?
Al margen de la participación, puesto que todo el mundo quiere olvidar sus problemas e intenta pasárselo bien durante este periodo festivo local, podríamos calificar estas fiestas de cualquier manera (aciagas estaría bien), pero no precisamente como un dechado de virtudes y aciertos en la organización. Si éstas eran las mejoras a las que hacía referencia esa edil, vamos dados (no decimos por dónde vamos dados porque no queremos herir sensibilidades).
¿Se aplica la Ley en las adjudicaciones a TGC?

Mal acaba lo que mal empieza. Cronológicamente, hay que recordar que estas fiestas comenzaron con una adjudicación, cuanto menos controvertida, con otra nueva concesión, por 80.000 euros (más de 13,3 millones de pesetas), a la empresa TGC Cultural, representada por Luis Francisco Martín, quien fuera edil de Cultura del Partido Popular en anteriores legislaturas, y condenado en 2004 por usurpación de funciones de un cargo público. Las continuas adjudicaciones de todos los eventos culturales a esta “empresa” tiene ya un olor más que pútrido dada la pública y notoria “amistad”, y la clarísima vinculación personal existente entre ese licitador y los representantes del equipo de Gobierno en las mesas de adjudicaciones.

La Ley es clara: El artículo 28.C de la Ley 30/92, de 26 de noviembre, LRJ-PAC indica que “las autoridades y el personal al servicio de las Administraciones en quienes se den algunas de las circunstancias señaladas en el número siguiente de este artículo se abstendrán de intervenir en el procedimiento y lo comunicarán a su superior inmediato: “Tener amistad íntima con alguna de las personas mencionadas”.
Nos llama la atención que, conociendo esto, los grupos de la oposición, tanto PSOE como IU, no hayan tenido los arrestos suficientes y todavía no hayan cumplido con su tarea de fiscalización poniendo este hecho en conocimiento de la autoridad judicial correspondiente, en lugar de realizar tantas críticas a este aspecto en ruedas de prensa que finalmente quedan en nada.

Ya en las fiestas, propiamente dichas, continuaron los despropósitos:

  • Una gala de rey y reina que, más allá de las connotaciones propias de un mercado de carne humana, estuvo plagada de errores técnicos haciendo del insigne Teatro Cervantes (que hasta ahora era el baluarte de la cultura bejarana y adjudicado recientemente también al ex-concejal del PP mencionado anteriormente), un patio de colegio celebrando una velada de fin de curso, o un vulgar salón de actos donde se llevaba a cabo un execrable espectáculo tercermundista.
  • Un chupinazo alternativo al oficial secundado por varias peñas en la plaza de Santa Teresa.
  • Una entrega de premios del concurso de creatividad donde no se pudo disfrutar del vídeo ganador porque, tal y como nos indica el director del mismo,  “debido a un error de organización el vídeo no se proyectó adecuadamente el día 7”.
  • Retrasos en la hora de los conciertos (el concierto principal del día grande comenzó con dos horas de retraso).
  • Y un largo etcétera que no publicamos por no extendernos demasiado en la exposición.
Todo ello, sin olvidar las protestas ciudadanas en la plaza de toros, en el propio chupinazo oficial de la Plaza Mayor, y frente al Teatro Cervantes por la decisión del equipo de Gobierno de cambiar la ubicación el pregón de las fiestas patronales al espacio escénico, en detrimento de la Plaza Mayor donde se venía realizando tradicionalmente, con la presencia de las peñas y abierto a todos los vecinos de la ciudad.

Ahora sólo falta ese habitual balance oficial “positivo” de la organización de los actos programados, al margen de la participación, y quien tenga la poca vergüenza y la cara dura de trasladarlo como tal a todos los medios de comunicación.
Pero ya están tardando… ¿o van a esperar a Navidades?